Aún recuerdo tus frías
palabras camufladas del cariño de una puesta de sol; me prometiste que me tratarías
cómo a tus zapatos favoritos, no entendí nada, pero me dejé llevar, cómo flor
de primavera en un campo a punto de florecer. Me hiciste creer que me cuidarías
desde el primer hasta el último, cual niño pequeño que no desea que le pisen sus zapatos
nuevos, que iría contigo hasta el fin del mundo, que me guardarías para las
mejores ocasiones, que me cuidarías, que siempre sería la favorita pero no la única… Pero el tiempo, el inconsciente culpable
de todo, empezó a permitirte que me abandonaras por aquellas botas de
temporada, que me dejaras en un rincón, sucia, usada, apestada… pero sabes qué
es lo más triste de todo? Que siempre estuve debajo de ti y tú encima de mí, bajo tus pies y esto
hoy ha acabado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario